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Descubriendo Galicia

Leyenda de Santiago

Cuenta la tradición que en Galicia estuvo el Apóstol Santiago, como llaman los españoles a Jacob el hijo de Zebedeo y hermano de Juan el Evangelista.
Según las confusas narraciones de los primeros años de la cristiandad, a él le fueron adjudicadas las tierras españolas para predicar el Evangelio, y que en esta tarea llegó hasta la desembocadura del río Ulla. Sin embargo con poco éxito y escaso número de discípulos, decidió su vuelta a Jerusalén.
Cuando regresó a Palestina, fue torturado, decapitado y se prohibió que fuese enterrado. Sin embargo sus discípulos, durante la noche trasladaron su cuerpo hasta la orilla del mar, donde encontraron una barca preparada para navegar pero sin tripulación. Allí depositaron en un sepulcro de mármol el cuerpo del apóstol que llegaría tras la travesía marítima, hasta el puerto romano de Iria Flavia, la capital de la Galicia romana y allí enterraron su cuerpo .
Tras las persecuciones y prohibiciones de visitar el lugar, se olvidó la existencia del mismo, hasta que en el año 813 el eremita Pelayo observó resplandores y cánticos en el lugar. En base a este suceso se llamaría al lugar Campo de la Estrella, de donde derivaría al actual nombre de Compostela.
El eremita advirtió al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, quien descubrió los restos del apóstol identificados por la inscripción en la lápida. Informado el Rey Alfonso II del hallazgo, acudió al lugar y proclamó al apóstol Santiago patrono del reino, edificando allí un santuario que más tarde llegaría a ser la Catedral. A partir de esta declaración oficial los milagros y apariciones se repetirían en el lugar, provocando numerosas historias y leyendas destinadas a infundir valor a los guerreros que luchaban contra los avances del Al-Andalus y a los peregrinos que poco a poco iban trazando el Camino de Santiago.
A partir del s. XI Santiago se convirtió en un centro de peregrinación multitudinaria.
En los s. XII y XIII, época en que se escribió el "Códice Calixtino"; primera guía del peregrino, la ciudad alcanzó su máximo esplendor. El Papa Calixto II concedió a la Iglesia Compostelana el "Jubileo Pleno de del Año Santo" y Alejandro III lo declaró perpetuo, convirtiendose Santiago de Compostela en Ciudad Santa junto a Jerusalén y Roma. El Año Santo se celebra cada vez que la festividad del Apóstol, el 25 de Julio, cae en Domingo.

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